ALMACENEMOS TESOROS EN EL CIELO

Paso a Paso a la Eternidad.

ALMACENEMOS TESOROS EN EL CIELO En la actualidad al igual que en el pasado, un gran número de personas, sacrifican su salud, fortaleza, familia y amigos esforzándose por reunir tanto dinero como sea posible, pues erróneamente piensan que el dinero lo es todo. Trabajar duro para acumular riquezas en este mundo, no es malo, ya que el dinero nos ayuda a pagar los requerimientos básicos y llevar una vida tranquila sin padecer necesidades. Pero acumular riquezas en este mundo, no debe ser el eje principal de los seguidores de Cristo, su eje principal debe ser el acumular tesoros celestiales y esto lo detalla Mateo en su evangelio: “Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar.” Mateo 6:20 NTV. El hombre es un ciudadano pasajero de este mundo, pues su verdadera ciudadanía se encuentra en el reino de los cielos. Si nuestra verdadera ciudadanía se encuentra en el reino de los cielos, lo más conveniente para nosotros sería que trabajemos arduamente para poder almacenar nuestros tesoros en la morada celestial y así poder disfrutar esos tesoros por toda la eternidad. En esta morada, nuestro tesoro va a estar libre de polillas y el óxido no podrá destruir, al igual no habrá ladrones que puedan tratar de robar. Pero ¿cómo guardamos tesoros en el cielo? Sin duda no podemos enviar por anticipado nuestro dinero, joyas, comida ni vestidos. Esas posesiones no serían útiles allí, aunque de alguna manera las pudiéramos enviar o llevar. La única forma en que nosotros podemos almacenar tesoros en el cielo, es viviendo en obediencia a la palabra de Dios, es decir: nosotros almacenamos tesoros en el cielo cuando ponemos nuestra vida completa al servicio de Dios. Si anhelamos tener riquezas en el cielo, empecemos a obedecer y poner en práctica los mandatos de Dios. Contribuyamos nuestros recursos económicos para la expansión del evangelio en el mundo. Utilicemos los dones Espirituales para edificar a nuestros hermanos de la fe. Y finalmente, compartamos las buenas nuevas de salvación y las bendiciones que hemos recibido del Señor con las personas necesitadas de todo el mundo.