La leyenda de el LLastay (Pueblos indígenas del norte de Chile)
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En Chile la Ley Indígena 19.253 de 1993 reconoce la existencia de nueve pueblos indígenas; Aymaras, Quechuas, Atacameños, Collas y Diaguitas en el norte del país. Mapuches, Kawashqar o Alacalufe, y Yámana o Yágan en el Sur, y Rapa Nuí de la Isla de Pascua, en la Polinesia. Otros pueblos indígenas, como el Aoniken de las pampas magallánicas, conocidos también como Tehuelche o Patagón, y los Onas o Selknam de Tierra del Fuego, no fueron reconocidos debido a su reciente extinción en el siglo XX, lo que ha reducido la diversidad étnica y la multiculturalidad del país.
La fauna del desierto de Atacama goza de mucha diversidad, los Guanacos, Vicuñas, Zorros, Cuys, Chinchilla y los Flamencos, son solo algunos de los animales que adornan el ya majestuoso paisaje del norte, en el que toma lugar la leyenda de este episodio. El Llastay (también conocido como Yastay o Yestay) del cual existen diferentes versiones, tanto acerca de su forma como de su origen. De acuerdo con algunas tradiciones, el Llastay sería un guanaco (Lama guanicoe) protector de las manadas, especialmente de las vicuñas y guanacos, que resalta sobre los demás por su gran tamaño y belleza. Se cree que este animal sería el jefe de todos los demás y que tiene la particularidad de aparecer en los momentos más inesperados.
Sin embargo, su apariencia no siempre es agradable de ver, porque, en ocasiones, desata toda su furia contra los cazadores mostrándose con una cabeza de demonio y lanzando lenguas de fuego por su boca. Ni siquiera las balas son capaces de derrumbarlo y, menos, la fuerza humana. No obstante, en otras oportunidades se presenta con un rostro angelical. Incluso, puede hacer las veces de guía en medio del desierto, cuando capta la bondad en quienes se aproximan de manera tranquila y pacífica a la manada.
Los que desean cazar, deben pedirle permiso a el Llastay, para lo cual le dejan una ofrenda entre las piedras del cerro. Este animal protege a los cazadores pobres que atrapan animales solo para alimentarse, y castiga a los que lo hacen sin necesitarlo. En ocasiones asume la forma humana para hacer tratos con las personas.
Otra versión apunta a que es hijo de la Pachamama (madre tierra) y que por encomienda de ella debe cuidar a los animales silvestres. En muchas ocasiones se presenta como un anciano de barba blanca que lleva consigo un cetro y una flauta con la cual toca suaves y dulces melodías, logrando de esa manera amansar a las fieras.
Espero les haya gustado la leyenda de “El Llastay”, en la siguiente ocasión abordare nuevamente temas de salud. La última parte de “cómo afecta el Coronavirus a los niños”, dedicado especialmente al Síndrome Inflamatorio Multisistémico de los Niños (MIS-C).
Mi nombre es Yari Schwarz y soy pediatra Guatemalteco; desde un poco mas de un año me encuentro en Barcelona estudiando una maestría en Endocrinología Pediátrica en otras palabras como tratar enfermedades o desordenes hormonales en niños, que pueden afectar su crecimiento, desarrollo sexual, metabolismo energético y muchas cosas. Pueden consultar mi blog en http://quierounpediatra.blogspot.com muchas gracias y buen día.
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