Episode 453: 04 de Diciembre de 2024 - Devoción Vespertina - ¨Salmos¨
Manage episode 453627719 series 3531584
DEVOCIÓN MATUTINA VESPERTINA
“SALMOS”
Narrado por: Joyce Vejar
Desde: Arizona, USA
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church
04 DE DICIEMBRE
SALMO 24
«Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan» (SAL. 24:1).
Nosotros no nos pertenecemos; nuestros cuerpos, nuestras almas no son nuestras. Aun las de los hijos de los hombres son de Dios, aunque no lo conocen ni admiten una relación con Él. Un alma que conoce y considera su propia naturaleza, y que debe vivir para siempre, cuando ha visto la tierra y su plenitud, se sentará insatisfecha. Piensa en subir hacia Dios y preguntar: «¿Qué haré para vivir en ese lugar santo y feliz donde Él hace santa y feliz a su gente?». Hacemos nada de la religión si no la hacemos obra del corazón. Solo podemos ser lavados de nuestros pecados y renovados para santidad por la sangre de Cristo y el lavamiento del Espíritu Santo. Así llegamos a ser Su pueblo; así recibimos bendición del Señor y justicia del Dios de nuestra salvación. El pueblo peculiar de Dios será feliz verdaderamente y para siempre. Donde Dios da justicia, Él otorga salvación. Los que están hechos para el cielo será llevados a salvo al cielo y hallarán lo que han estado buscando.
La majestuosa entrada, se refiere a la solemne manera de conducir el arca a la tienda que David levantó, o al templo edificado por Salomón para ella. También se puede aplicar a la ascensión de Cristo al cielo, y a la bienvenida que se le brinda allí. Nuestro Redentor encontró cerradas las puertas del cielo, pero habiendo hecho expiación por el pecado por Su sangre, con Su autoridad, exige entrar. Los ángeles iban a adorarlo (Heb. 1:6); preguntan maravillados: «¿Quién es Él?». La respuesta es que Él es el fuerte y valiente; poderoso en batalla para salvar a Su pueblo y someter a Sus enemigos y a los enemigos de Su pueblo. Podemos aplicarlo a la entrada de Cristo en el alma de los hombres por Su palabra y Su Espíritu, para que sean Su templo. He aquí, Él está a la puerta, y llama (Apoc. 3:20). Los pórticos y las puertas del corazón tienen que ser abiertos para Él, como posesión que es entregada legítimamente a su dueño. Podemos aplicarlo a Su segunda venida con poder y gloria. Señor, abre las puertas eternas de nuestra alma por tu gracia, para que ahora podamos recibirte y ser totalmente tuyos; y que, al final, seamos contados con tus santos en gloria.
20 episodios