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Yacimiento rupestre de Siega Verde * Guía de viaje (7/3/2019)

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Siega Verde es uno de los yacimientos de arte rupestre más importante de toda Europa. De hecho, forma parte también de la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad en Castilla y León que promueve la UNESCO. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/santuario-rupestre-de-siega-verde-salamanca/ Encontramos el yacimiento rupestre de Siega Verde a 17 km de Ciudad Rodrigo, en una zona de ribera rocosa a orillas del río Águeda y su enorme valor estriba en la impresionante colección de grabados zoomorfos y antropomorfos que habitantes del paleolítico dejaron sobre las rocas de la ribera del Águeda entre hace 20.000 y 12.000 años. Hasta el momento los especialistas de la estación rupestre de Siega Verde llevan reconocidos hasta 654 grabados inscritos sobre 91 rocas diseminadas a lo largo de un kilómetro y medio de la orilla izquierda del río Águeda, a la altura del puente por el que pasa la carretera que une Castillejo de Martín Viejo y Serranillos. Para los investigadores, tal acumulación de dibujos en tan poco espacio no puede ser casual. De hecho, la teoría más asentada es la que apunta hacia la existencia de un santuario al aire libre, un lugar sagrado contemporáneo de otros como Altamira, en el que los hombres del Paleolítico plasmaron sobre la roca aquello que anhelaban con más ahínco o aquello que agradecían con más fervor. Por eso se interpreta que las representaciones que aparecen grabadas están relacionadas con la caza, su principal –y casi única- actividad. Dadas las características tan especiales de este lugar y lo interesante de las explicaciones que nos van a ir dando a lo largo del recorrido, las visitas se realizan siempre guiadas y comienzan en el Aula de Interpretación. En esa introducción ya vamos a descubrir que por razones que no están del todo claras, en toda esta zona de la península se encuentran este tipo de rastros con más frecuencia que en otras partes. Tampoco es casual que a muy pocos kilómetros de aquí, en el valle portugués del río Côa, se localice un amplio reguero de dibujos contemporáneos a estos y de similares características. De hecho, la inclusión en la lista de Lugares Patrimonio de la Humanidad se hizo de manera conjunta incluyendo a los dos yacimientos como formando parte de una misma realidad. Algo por lo que también se recomienda que quien realice la visita a uno de los yacimientos la haga después al otro. En esa explicación se cuenta también que el descubrimiento de los grabados de Siega Verde es relativamente reciente y, además, prácticamente casual. Estamos hablando del año 1988 en el que un equipo del Museo de Salamanca se encontraba buscando en esta zona del suroeste de Salamanca rastros de ocupación vetona, verracos o piedras talladas preguntando a la gente de los pueblos cuando un pastor les señaló la existencia de unos dibujos en una roca que, a su juicio, “parecían muy antiguos”. La sorpresa fue mayúscula: el grabado se encontraba en un lugar muy frecuentado por los bañistas en verano –una chopera junto al Águeda- y hasta ese momento nadie había caído en la cuenta. El resto –hasta los 654 grabados conocidos hoy- hubo que ir rastreándolos milímetro a milímetro: porque aunque estaban ahí desde hacía entre 20.000 y 12.000 años, los líquenes los habían mantenido ocultos. Y a salvo. De hecho, si hubieran estado a la vista es prácticamente seguro que no habrían llegado hasta nosotros en tan buenas condiciones como lo están hoy. Una de las cosas que influyen mucho a la hora de ver los grabados es la luz que les esté dando en ese momento. Y de hecho, se recomienda hacer la visita por la mañana porque es entonces cuando la luz del sol mejor ilumina los dibujos, algunos tan diminutos que hay que pegar la nariz, otros tan grandes que hay que alejarse para contemplar el conjunto. Otro momento sorprendente para hacer la visita es de noche. Y es que resulta que a la luz de la luna se descubren un montón de detalles que pasan desapercibidos con la claridad del día, como la profundidad de los piqueteados o descubrir con todo lujo de detalles las incisiones que existen. Aunque para aprovechar mejor esta visita nocturna se aconseja haber realizado en algún momento la visita diurna. Y en cualquiera de las dos lo que se descubre es que aquellos sacerdotes, brujos o artistas utilizaron dos técnicas bien distintas, el piqueteado sobre la roca, golpeando un objeto afilado y duro sobre la pizarra hasta marcar las líneas, o la incisión, un corte de cirujano que dibujó sobre la piedra lo mismo que un lápiz sobre un papel. Sólo que aquellos antepasados no tenían la opción de borrar y corregir. Por eso asombra contemplar sus dibujos pétreos: parecían tener un pulso firme y ningún miedo a equivocarse. En ninguna roca se ha encontrado un dibujo fallido, una raya con trazos de corrección, una perspectiva mal tomada. Lo que demuestra que eran genios del dibujo y el diseño: porque lo mismo que eso, asombra la rabiosa modernidad de unos dibujos que con cuatro rasgos evocan a la perfección el animal que representan y que en muchos casos son el sueño de cualquier diseñador en busca del logotipo ideal. Y lo que vemos es la representación del mundo que veían ellos. Los animales que los rodeaban o aquellos que deseaban que abundaran más para poder cazarlos. Una fauna que estaba formada sobre todo por cérvidos, bóvidos y caballos, aunque las imágenes de especies hoy extinguidas y propias de climas glaciares, como los renos, bisontes o rinocerontes lanudos, nos habla también de una época muy lejana, en la que se fueron alternando momentos más templados con otros muy muy fríos. Está claro que la visita al yacimiento rupestre de Siega Verde es una de esas visitas que hay que hacer. Si se animan, ya saben que tienen toda la información que necesiten en el blog de viajes https://www.SIEMPREDEPASO.ES y que si, quieren, también pueden incluso reservar su alojamiento a través de él.
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Siega Verde es uno de los yacimientos de arte rupestre más importante de toda Europa. De hecho, forma parte también de la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad en Castilla y León que promueve la UNESCO. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/santuario-rupestre-de-siega-verde-salamanca/ Encontramos el yacimiento rupestre de Siega Verde a 17 km de Ciudad Rodrigo, en una zona de ribera rocosa a orillas del río Águeda y su enorme valor estriba en la impresionante colección de grabados zoomorfos y antropomorfos que habitantes del paleolítico dejaron sobre las rocas de la ribera del Águeda entre hace 20.000 y 12.000 años. Hasta el momento los especialistas de la estación rupestre de Siega Verde llevan reconocidos hasta 654 grabados inscritos sobre 91 rocas diseminadas a lo largo de un kilómetro y medio de la orilla izquierda del río Águeda, a la altura del puente por el que pasa la carretera que une Castillejo de Martín Viejo y Serranillos. Para los investigadores, tal acumulación de dibujos en tan poco espacio no puede ser casual. De hecho, la teoría más asentada es la que apunta hacia la existencia de un santuario al aire libre, un lugar sagrado contemporáneo de otros como Altamira, en el que los hombres del Paleolítico plasmaron sobre la roca aquello que anhelaban con más ahínco o aquello que agradecían con más fervor. Por eso se interpreta que las representaciones que aparecen grabadas están relacionadas con la caza, su principal –y casi única- actividad. Dadas las características tan especiales de este lugar y lo interesante de las explicaciones que nos van a ir dando a lo largo del recorrido, las visitas se realizan siempre guiadas y comienzan en el Aula de Interpretación. En esa introducción ya vamos a descubrir que por razones que no están del todo claras, en toda esta zona de la península se encuentran este tipo de rastros con más frecuencia que en otras partes. Tampoco es casual que a muy pocos kilómetros de aquí, en el valle portugués del río Côa, se localice un amplio reguero de dibujos contemporáneos a estos y de similares características. De hecho, la inclusión en la lista de Lugares Patrimonio de la Humanidad se hizo de manera conjunta incluyendo a los dos yacimientos como formando parte de una misma realidad. Algo por lo que también se recomienda que quien realice la visita a uno de los yacimientos la haga después al otro. En esa explicación se cuenta también que el descubrimiento de los grabados de Siega Verde es relativamente reciente y, además, prácticamente casual. Estamos hablando del año 1988 en el que un equipo del Museo de Salamanca se encontraba buscando en esta zona del suroeste de Salamanca rastros de ocupación vetona, verracos o piedras talladas preguntando a la gente de los pueblos cuando un pastor les señaló la existencia de unos dibujos en una roca que, a su juicio, “parecían muy antiguos”. La sorpresa fue mayúscula: el grabado se encontraba en un lugar muy frecuentado por los bañistas en verano –una chopera junto al Águeda- y hasta ese momento nadie había caído en la cuenta. El resto –hasta los 654 grabados conocidos hoy- hubo que ir rastreándolos milímetro a milímetro: porque aunque estaban ahí desde hacía entre 20.000 y 12.000 años, los líquenes los habían mantenido ocultos. Y a salvo. De hecho, si hubieran estado a la vista es prácticamente seguro que no habrían llegado hasta nosotros en tan buenas condiciones como lo están hoy. Una de las cosas que influyen mucho a la hora de ver los grabados es la luz que les esté dando en ese momento. Y de hecho, se recomienda hacer la visita por la mañana porque es entonces cuando la luz del sol mejor ilumina los dibujos, algunos tan diminutos que hay que pegar la nariz, otros tan grandes que hay que alejarse para contemplar el conjunto. Otro momento sorprendente para hacer la visita es de noche. Y es que resulta que a la luz de la luna se descubren un montón de detalles que pasan desapercibidos con la claridad del día, como la profundidad de los piqueteados o descubrir con todo lujo de detalles las incisiones que existen. Aunque para aprovechar mejor esta visita nocturna se aconseja haber realizado en algún momento la visita diurna. Y en cualquiera de las dos lo que se descubre es que aquellos sacerdotes, brujos o artistas utilizaron dos técnicas bien distintas, el piqueteado sobre la roca, golpeando un objeto afilado y duro sobre la pizarra hasta marcar las líneas, o la incisión, un corte de cirujano que dibujó sobre la piedra lo mismo que un lápiz sobre un papel. Sólo que aquellos antepasados no tenían la opción de borrar y corregir. Por eso asombra contemplar sus dibujos pétreos: parecían tener un pulso firme y ningún miedo a equivocarse. En ninguna roca se ha encontrado un dibujo fallido, una raya con trazos de corrección, una perspectiva mal tomada. Lo que demuestra que eran genios del dibujo y el diseño: porque lo mismo que eso, asombra la rabiosa modernidad de unos dibujos que con cuatro rasgos evocan a la perfección el animal que representan y que en muchos casos son el sueño de cualquier diseñador en busca del logotipo ideal. Y lo que vemos es la representación del mundo que veían ellos. Los animales que los rodeaban o aquellos que deseaban que abundaran más para poder cazarlos. Una fauna que estaba formada sobre todo por cérvidos, bóvidos y caballos, aunque las imágenes de especies hoy extinguidas y propias de climas glaciares, como los renos, bisontes o rinocerontes lanudos, nos habla también de una época muy lejana, en la que se fueron alternando momentos más templados con otros muy muy fríos. Está claro que la visita al yacimiento rupestre de Siega Verde es una de esas visitas que hay que hacer. Si se animan, ya saben que tienen toda la información que necesiten en el blog de viajes https://www.SIEMPREDEPASO.ES y que si, quieren, también pueden incluso reservar su alojamiento a través de él.
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