PALABRAS SIN REFLEXIONAR
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PALABRAS SIN REFLEXIONAR
Con frecuencia, los hombres son muy ligeros al hablar, ya que en la mayoría de las ocasiones, no reflexionan en las cosas que dicen, y muchas de las veces, repiten las palabras como los loros. De no reflexionar en lo que dicen, es muy común entre los creyentes, y esto se evidencia cuando participan de las alabanzas en los servicios dominicales o en los servicios especiales, incluso en los conciertos de música cristiana, o simplemente cuando están en sus casas escuchando música de alguno de sus artistas cristianos favoritos. Cuando escuchan la canción, empiezan a repetir las palabras sin reflexionar en lo que están diciendo. Decir algo sin reflexionar, lo hizo un hombre cuando estuvo en la presencia del Señor, tal como nos da a conocer el doctor Lucas en su evangelio: “Mientras iban de camino, un hombre le dijo a Jesús: Señor, deseo seguirte a dondequiera que vayas.” Lucas 9:57. DHH.
En cierta ocasión, cuando un joven se encontró con Jesucristo, con toda su emoción le dijo que le seguiría a donde quiera que vaya, esto lo hizo sin analizar lo que implicaban sus palabras. Por supuesto, no hay nada más excelente que seguir a Jesucristo, pero antes de hacer ese compromiso, se debe analizar si de veras se lo puede cumplir, ya que seguir a Jesucristo a donde quiera que vaya, implica despojarse completamente de todas las cosas de este mundo y hacer su voluntad en todo momento y todo lugar. Al igual que este joven, muchos creyentes al cantar en las iglesias, repiten las palabras de la canción sin analizar lo que le dicen al Señor, o el compromiso que están haciendo con Él.
Un hecho evidente de esta forma de proceder, es cuando los creyentes participan del tiempo de alabanza, y repiten las palabras de las canciones mecánicamente sin reflexionar, haciendo que sus alabanzas al Señor sean palabras vanas, ya que no tienen intenciones de que esas palabras pronunciadas al Señor, sean verdaderas en sus vidas. Un ejemplo de esta vana repetición, es la alabanza que se canta en la mayoría de las iglesias cristianas protestantes: “Todo a Cristo yo me rindo, lo que tengo, lo que soy”. Al cantar esta canción, los creyentes actúan como si el compromiso de entrega total al Señor, implicara poco más que asistir a la iglesia cada domingo. No es que no sean sinceros; sino que no se dan cuenta de todo lo que implica rendirse al Señorío de Cristo. Por eso desde ahora en adelante, ya no debemos alabar al Señor por alabar, debemos reflexionar en cada palabra que pronunciamos, para que nuestras alabanzas no sean vanas y vacías. Si hay alguna parte de la alabanza que no estemos aplicando en nuestra vida, abstengamos de repetir esa frase y procuremos lo antes posible que esa frase sea algo real en nuestras vidas.
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