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El triunfo de los miserables, el relativismo o el peligroso desprecio por la cultura y el respeto

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CULTURA Y CONTRACULTURA Este es un tema sumamente delicado e importante. El asunto parte de comprender los errores garrafales del relativismo que, de entrada, se topa con una flagrante contradicción: para seguir con su propia secuencia también es relativo el relativismo. Hay diversos tipos de relativismo, el primero y el que domina a los demás es el epistemológico. Isaiah Berlin, en su obra "El sentido de la realidad", se alarma frente a "una inversión de la idea de la verdad como correspondencia" entre el juicio y el objeto juzgado, pues las cosas no tienen, en este sentido, ninguna naturaleza; sus propiedades no tienen relación lógica o espiritual con los objetos o la acción humana. Esto constituye "un fenómeno siniestro". Sin duda, todo lo que entendemos es subjetivo en el sentido de que es el sujeto que percibe, pero cuando se hace referencia a la objetividad de la verdad, significa que las cosas, atributos, hechos y procesos tienen lugar independientemente de lo que opine el sujeto sobre esas ocurrencias que son ontológicamente autónomas. Esto, por supuesto, no contradice el pluralismo. Cada uno sigue su camino y se sustenta en sus interpretaciones, que pueden ser verdaderas o falsas, lógicas o ilógicas, pero en nada se contraponen a la objetividad del mundo, tal como explica Nicholas Rescher en "Objectivity: The Obligations of Impersonal Reason", y también Karl Popper cuando afirma que "la principal tarea filosófica y científica debe ser la búsqueda de la verdad", y lo contrario "no solo pienso que se trata de un enunciado falso, sino también de un enunciado perverso" (en su obra "Conocimiento objetivo"). Una cosa es el preferir, el gustar, el valorar, y otra cosa son las propiedades y atributos de lo que se aprecia o rechaza. Como se ha dicho, lo primero es subjetivo, lo segundo es objetivo. La verdad es la correspondencia entre el juicio y el objeto juzgado. La teoría subjetiva del valor es del todo compatible con el objetivismo del mundo. Son dos planos distintos. La búsqueda de la verdad no significa que sea tarea sencilla. Del relativismo epistemológico nace el cultural, el hermenéutico y el moral. Eliseo Vivas, en su obra "Relativism and the Study of Man", explica la falaz inferencia de que no podemos discriminar, en lo que respecta al mérito de cada uno, entre los valores que describe el etnólogo. Aquí, cuando hablo de relativismo, me refiero al relativismo cultural. Claro que no es lo mismo una sociedad de antropófagos que una sociedad libre, donde el respeto recíproco es el valor medular. Una cosa es mostrar distintas formas de ser y proceder en diversas sociedades, y otra bien diferente es sostener que no es posible establecer una jerarquía de valores y decir que no es posible concluir que una sociedad es mejor que la otra en cuanto al antedicho respeto recíproco, al efecto del progreso moral y material de sus habitantes. Al igual que en este terreno no es lo mismo cultivar con veneno que con fertilizantes, en el plano de las relaciones humanas, cultivarse es mejorarse como persona y con los vínculos sociales. Esto no quiere decir que no deban respetarse las manifestaciones de contracultura, siempre y cuando no se lesionen los derechos de terceros. Este es el sentido de la definición de liberalismo en cuanto al respeto irrestricto a los proyectos de vida de los demás. Todo merece consideración, excepto cuando se invaden derechos, una situación que debe ser frenada en una sociedad libre. Por supuesto, merecen consideración los proyectos de vida que pueden resultar repulsivos, pero reiteramos que, si no hay lesión de derechos, todo debe ser respetado, lo cual no implica abstenerse de críticas según lo que cada cual estime pertinente, en un clima de libertad de expresión. Tomado de: Para el análisis: cultura y contracultura Alberto Benegas Lynch (h)

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