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Inglaterra se encamina hacia la legalización de la muerte asistida
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Los diputados británicos de la Cámara de los Comunes examinan este viernes un proyecto de ley sobre la eutanasia, un delicado tema que divide a la opinión pública británica. El primer ministro, Keir Starmer, ha dejado en libertad a los 402 diputados laboristas para que voten a conciencia.
A pocas horas de la votación histórica que le abriría la puerta a la legalización de la muerte asistida en Inglaterra y Gales, la diputada laborista Kim Leadbeater y potente de esta ley, se reúne en el Parlamento británico, en Londres, con un grupo de 14 personas, en su mayoría mujeres, que vieron el deterioro de sus familiares por enfermedades dolorosas, sobre todo tipos de cáncer, que afectaron su calidad de vida, algunas, en un corto periodo.
Liz Poole apoya esta iniciativa porque su padre, una vez diagnosticado con cáncer terminal de pulmón, intentó suicidarse varias veces. Tras cada intento fallido, su salud empeoró más.
“La gente se está quitando la vida porque no existe una ley que les permita hacerlo. Por eso la apoyo, porque él siempre apoyó a la organización benéfica y quiero apoyarlo y lograr que se cambie la ley para que otras familias no tengan que pasar por todo esto”, dice.
Aquí, en este recinto, también se escuchan historias marcadas por lágrimas y testimonios desgarradores de quienes llevaron a sus seres queridos hasta Suiza para morir.
Sus familiares murieron, dicen, con dignidad y sin dolor, pero el temor de ser judicializados los ha acompañado.
El testimonio de Madeleine Cowie deja la sala en silencio por varios segundos. Ella padece un tipo muy raro e incurable de cáncer, conocido como sarcoma, que se extendió a sus pulmones, donde tiene 30 tumores, y le dice a RFI que apoya la ley para que, si lo necesita, le garantice una muerte sin dolor.
“Ya me han quitado opciones de tratamiento y no sé cuál será la siguiente opción cuando el tratamiento experimental falle. Ahora tengo 27 años y, obviamente, espero vivir la mayor cantidad de años posible, pero he tenido que enfrentar el hecho de que esta enfermedad me va a matar en algún momento. Tener la opción de una muerte pacífica cuando llegue el momento y no antes, es algo en lo que creo”, explica.
Este ha sido un debate candente dentro del propio gobierno. Tanto que el primer ministro, Keir Starmer, ha dejado en libertad a los 402 diputados laboristas para que voten a conciencia.
El ministro de salud, Wes Streeting, votará negativamente, entre otras, por el impacto que la ley puede tener en el sistema de salud público.
Médicos advierten de los peligros para la sociedad
El artista y activista Jamie Hale necesita una silla de ruedas para movilizarse y asistencia de varias máquinas para mantenerse con vida, y, nos cuenta por qué se opone a esta ley.
“Tengo la atención médica y social adecuadas. Cuando no tenía esas cosas, no tenía calidad de vida. Sin ellas, el suicidio asistido me habría parecido muy tentador. Pero ahora que tengo la atención que necesito, no puedo imaginar ni recordar cómo era sentirme así. Eso me aterroriza porque si se aprueba esta ley, a muchas personas que actualmente están luchando por las cosas que necesitan para tener la vida plena que desean se les ofrecerá una alternativa, y esa alternativa es más fácil”, afirma.
El proyecto de ley establece que adultos mayores de 18 años, con enfermedades terminales y con una expectativa de vida de 6 meses, pueden solicitar la muerte asistida con el visto bueno de dos médicos y un juez de la High Court.
La medicina tiene que ser autoadministrada para evitar que un médico o personal de salud, tengan implicaciones legales.
“Permitiría a los médicos recetar una dosis letal de medicamentos a adultos que padecen una enfermedad terminal y desean terminar con su vida con la ayuda de un médico. Nos preocupa especialmente el impacto que esto tendrá en las personas vulnerables o con discapacidades que a menudo sienten que son una carga para sus familias o pueden estar preocupadas por los costos de su atención”, afirma la Nicola Wilderspin de Our Duty of Care
La opinión de los británicos está más a favor que en contra. Según un estudio del King’s College, el 63% de la población apoya este cambio en la ley.
“Las personas que apoyan son las más propensas a citar la reducción del dolor o la angustia al final de la vida como argumentos importantes a favor de ella o el aumento de la dignidad al final de la vida y, las que se oponen, indican que les preocupa la presión sobre las personas para elegir”, explica el profesor Gareth Owen, del King’s College.
La diputada Kim Leadbeater afirma que, si pasa el primer voto, la muerte asistida será legal en dos años.
250 episodios
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Los diputados británicos de la Cámara de los Comunes examinan este viernes un proyecto de ley sobre la eutanasia, un delicado tema que divide a la opinión pública británica. El primer ministro, Keir Starmer, ha dejado en libertad a los 402 diputados laboristas para que voten a conciencia.
A pocas horas de la votación histórica que le abriría la puerta a la legalización de la muerte asistida en Inglaterra y Gales, la diputada laborista Kim Leadbeater y potente de esta ley, se reúne en el Parlamento británico, en Londres, con un grupo de 14 personas, en su mayoría mujeres, que vieron el deterioro de sus familiares por enfermedades dolorosas, sobre todo tipos de cáncer, que afectaron su calidad de vida, algunas, en un corto periodo.
Liz Poole apoya esta iniciativa porque su padre, una vez diagnosticado con cáncer terminal de pulmón, intentó suicidarse varias veces. Tras cada intento fallido, su salud empeoró más.
“La gente se está quitando la vida porque no existe una ley que les permita hacerlo. Por eso la apoyo, porque él siempre apoyó a la organización benéfica y quiero apoyarlo y lograr que se cambie la ley para que otras familias no tengan que pasar por todo esto”, dice.
Aquí, en este recinto, también se escuchan historias marcadas por lágrimas y testimonios desgarradores de quienes llevaron a sus seres queridos hasta Suiza para morir.
Sus familiares murieron, dicen, con dignidad y sin dolor, pero el temor de ser judicializados los ha acompañado.
El testimonio de Madeleine Cowie deja la sala en silencio por varios segundos. Ella padece un tipo muy raro e incurable de cáncer, conocido como sarcoma, que se extendió a sus pulmones, donde tiene 30 tumores, y le dice a RFI que apoya la ley para que, si lo necesita, le garantice una muerte sin dolor.
“Ya me han quitado opciones de tratamiento y no sé cuál será la siguiente opción cuando el tratamiento experimental falle. Ahora tengo 27 años y, obviamente, espero vivir la mayor cantidad de años posible, pero he tenido que enfrentar el hecho de que esta enfermedad me va a matar en algún momento. Tener la opción de una muerte pacífica cuando llegue el momento y no antes, es algo en lo que creo”, explica.
Este ha sido un debate candente dentro del propio gobierno. Tanto que el primer ministro, Keir Starmer, ha dejado en libertad a los 402 diputados laboristas para que voten a conciencia.
El ministro de salud, Wes Streeting, votará negativamente, entre otras, por el impacto que la ley puede tener en el sistema de salud público.
Médicos advierten de los peligros para la sociedad
El artista y activista Jamie Hale necesita una silla de ruedas para movilizarse y asistencia de varias máquinas para mantenerse con vida, y, nos cuenta por qué se opone a esta ley.
“Tengo la atención médica y social adecuadas. Cuando no tenía esas cosas, no tenía calidad de vida. Sin ellas, el suicidio asistido me habría parecido muy tentador. Pero ahora que tengo la atención que necesito, no puedo imaginar ni recordar cómo era sentirme así. Eso me aterroriza porque si se aprueba esta ley, a muchas personas que actualmente están luchando por las cosas que necesitan para tener la vida plena que desean se les ofrecerá una alternativa, y esa alternativa es más fácil”, afirma.
El proyecto de ley establece que adultos mayores de 18 años, con enfermedades terminales y con una expectativa de vida de 6 meses, pueden solicitar la muerte asistida con el visto bueno de dos médicos y un juez de la High Court.
La medicina tiene que ser autoadministrada para evitar que un médico o personal de salud, tengan implicaciones legales.
“Permitiría a los médicos recetar una dosis letal de medicamentos a adultos que padecen una enfermedad terminal y desean terminar con su vida con la ayuda de un médico. Nos preocupa especialmente el impacto que esto tendrá en las personas vulnerables o con discapacidades que a menudo sienten que son una carga para sus familias o pueden estar preocupadas por los costos de su atención”, afirma la Nicola Wilderspin de Our Duty of Care
La opinión de los británicos está más a favor que en contra. Según un estudio del King’s College, el 63% de la población apoya este cambio en la ley.
“Las personas que apoyan son las más propensas a citar la reducción del dolor o la angustia al final de la vida como argumentos importantes a favor de ella o el aumento de la dignidad al final de la vida y, las que se oponen, indican que les preocupa la presión sobre las personas para elegir”, explica el profesor Gareth Owen, del King’s College.
La diputada Kim Leadbeater afirma que, si pasa el primer voto, la muerte asistida será legal en dos años.
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