Tirando la Toalla

Adoración Backstage

Muchas veces Dios tiene que hacer una pausa en la pelea estelar de nuestra vida para llevarnos otra vez al silencio de nuestra esquina.

Así como con Pedro, Dios tiene que detenernos en el ministerio y llevarnos a ver el polvo de nuestros pies. Ese polvo que se pega inevitablemente al caminar por esta tierra. Dios tiene que enfrentarnos a la realidad de nuestra vulnerabilidad porque solo así seremos sensibles a las necesidades de otros.

Porque más allá de los milagros, más allá de las grandes obras delante de los hombres lo que Dios quiere es formar en nosotros el carácter de Su Hijo.

¿Cuántos de nosotros nos hemos llegado a sentir, en el ministerio, como ese boxeador que está en el pináculo de su carrera? En medio de nuestra pelea más cotizada y ya casi a punto de vencer a nuestro rival de un golpe por 'knock out', de repente suena la campana. Confundidos, miramos para todos lados, nos quitamos el retenedor de la boca, miramos a nuestro oponente igual o más confundido que nosotros y entonces el referí nos toca por el hombro y nos señala al lugar de nuestra esquina. Allí en la lona, nuestra ‘toalla’. Nuestro entrenador tajante y sin razón aparente ¡ha decidido tirar la toalla!

Un pasaje que refleja una sensación similar está en el evangelio según San Juan capítulo 13. Luego de ver el agua tornarse en vino, de caminar sobre el agua, de ser testigo en primera fila de la multiplicación de panes y peces, del silenciamiento del mar embravecido, luego de llevarse el título del pescador más exitoso y del caminante sobre las aguas - Pedro se encuentra sentado en una silla, detenido y con una toalla a sus pies. Un lugar y una posición difícil de entender y aunque aquí Pedro estaba exaltado porque reconocía la posición de Jesus y él sentía que él era quien debía actuar y lavar los pies del maestro, Jesús intencionalmente tira la toalla sobre los pies de Pedro y lo aquieta con esta contundente advertencia en el versículo 8: (énfasis del autor) ‘Pedro no tendrás parte en mis victorias, no tendrás parte conmigo, si no dejas que use la toalla contigo porque Pedro es cierto que hasta aquí has sobresalido, es cierto que te has esmerado mucho por defender la fe y por el ministerio, es cierto que has hecho muchas proezas y hoy muchas personas te conocen como el más audaz, el más atrevido pero Pedro escuchame bien… escucha… ¿te has fijado que en el trayecto se han ensuciado tus pies?

En este caminar lo que sucede es que nuestros pies crean una piel dura, tosca y cuando nuestra piel se torna dura y tosca llega un punto en el cual no sientes el calor, no sientes nada y te vuelves insensible al dolor. Irónicamente lo que Dios quiere hacer en nuestra vida y en nuestro ministerio es hacernos cada vez más sensible al dolor del mundo. ¿Por qué? Porque esta sensibilidad y vulnerabilidad de nosotros nos va a abrir las puertas a los hogares, al centro y al corazón de las familias que hoy sufren.

Aunque tiende a ser lo más común, ¿sabes qué? A veces en el ministerio no somos nosotros los que tiramos la toalla. Cuantos han experimentado que en ocaciones parece ser que Dios es quien ha tirado la toalla por nosotros. Tenemos los dones, hemos sido diligentes en desarrollar nuestros talentos, hemos cultivado una pasión sincera y ardiente por el Señor, nos hemos preparado para ejercer el llamado que ha estado por años en nuestros lomos, hemos dado la milla extra por otros en el ministerio y de repente y fuera de nuestra voluntad nos encontramos paralizados en una cueva de dos cuartos como yo hace 10 años atrás sin recursos, sin guitarra, sin piano, sin micrófono, sin ministerio. Ese ministerio que tantos están acostumbrados a ver bajo el calor de las luces, una plataforma brillos y un sonido espectacular, de repente parece esfumarse de un día para otro. Todo porque a nuestro entrenador se le ocurrió l --- Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/adoracion-backstage/support