Historias aleatorias creadas palabra a palabra entre (des)conocidos. Deja que tu mente vuele. Únete al club.
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Mi casa siempre abre las mismas puertas cada mañana. Ellos se comían mis pelotas. ¡Abuela! ¡Dime! ¡Voy! Rápido. Casi se nota tus pezones. Sou sobre mi cabeza vuelan siempre pajaritos. Cuando me contó esa historia no podía parar de reírme. Así que ella me advirtió con muchísima prudencia que los niños no cocinan judías blancas pero me castigó con mu…
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Había un coche blanco en el parking de mis universidades. Yo empecé a comer tortilla cada miércoles y no dejé de disfrutar nunca. Mi abuela Carmen tenía un amigo Lituano que conducía un seiscientos blanco. Puede que sea ese coche el que me encontré cada mañana durante toda la eternidad. Voy a sacarme un peso de encima para poder ver el bólido inter…
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Sueño con todas las nubes que aparecieron en ese momento. Cada vez, dulce, agrio, metálico, omnisciente, caliente. Siento por una apertura de mi cabeza entrar o salir. imagino flujos sanguíneos energéticos emanar de mi cerebro. ¿Acaso volaste conmigo todas las noches que consumimos aquella magia? No, no, no. Sí, sí, sí. Puede ser, puede ser, puede.…
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Comúnmente las mujeres conocen mejor los gemidos de hombres cercanos. Saben que ellas dirigen el acto sexual. No es sabido que un hombre puede gemir de formas distintas. Hay hombres que gimen como vacas. Otros, sin embargo, gimen de otras mujeres. Yo quiero pensar que soy uno de esos hombres que gimen bien. Pero a mi novia no le gusta cuando chillo…
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