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108. la sobrecarga electromagnética

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Why? Feed inactivo status. Nuestros servidores no pudieron recuperar un podcast válido durante un período sostenido.

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Las radiofrecuencias que nos rodean son la cara oscura de la tecnología.
De la altísima tecnología que va a inundar todo el paneta en pocos años.

Ya ha empezado.

Mientras nuestra atención es distraída con un virus inocuo de muy dudosa reputación y de un muy oscuro origen, nuestro planeta va siendo blindado por áreas con potentes antenas destinadas a captar la señal de alta intensidad proveniente de los satélites que Elon Musk tiene el privilegio de poder lanzar al espacio, para implementar un escudo tecnológico que delimite la estratosfera y nos aísle del resto del universo.

Se nos explica que es para el bien de todos, para poder actuar mejor en las urgencias médicas, para protegernos, para tener conexiones a tiempo real, sin retrasos, para descargar películas en milésimas de segundo, para…

¡Paparruchas!

Son para experimentar con nosotros.

El campo electromagnético humano

Resulta que habitamos en un cuerpo electromagnético.

Lo sabemos.
Se sabe por comprobaciones científicas y porque usamos tecnología electromagnética que resuena con las frecuencias que emitimos, para hacer tratamientos y diagnósticos que intervienen con nuestro campo electromagnético (electrocardiograma, electroencefalograma, electromiograma, microondas, corrientes, radioterapia, etc.).

Así que aquí no cabe discusión.

Esto es así.

Pero actuamos como si esto no fuera así.

No se tiene en cuenta.

En los estudios sobre el funcionamiento y las reacciones del cuerpo humano destinadas a mejorar la medicina, o a comprovar la inocuidad de un tratamiento, esto se ignora completamente.

Pero sí, es así.

Nuestro cuerpo pulsa, cicla y emite frecuencias electromagnéticas que podemos llamar endógenas, porque las emite desde dentro.

Y también somos como una antena que capta frecuencias electromagnéticas exógenas (provenientes del exterior).

Esto nos permite relacionarnos y obtener información de nuestro entorno. Información importante para nuestra seguridad.

Hasta aquí estaríamos hablando de frecuencias naturales.

De frecuencias que emiten los diferentes cuerpos naturales.

Las frecuencias exógenas naturales

Como las frecuencias del mar, por ejemplo.

Pero es que todo emite, todo pulsa y todo cumple sus ciclos.
Todo es inervado por corrientes de ondas frecuenciales.

Todo o que existe en nuestro planeta.

Incluso lo que la inexacta y desfasada ciencia de los siglos XIX, XX y principios del S. XXI concebía como reacciones químicas, hoy en día se sabe que son electromagnéticas.
Cambios de polaridad, de cargas, etc. Y esto da lugar a procesos químicos.

Así que cuando está caminado por un bosque, estás captando las emisiones electromagnéticas de ese ecosistema, lleno de seres orgánicos e inorgánicos, cada uno con su pulso, moviéndose dentro de los ciclos de sus rangos de frecuencias específicas.

Pero no sólo las captamos, sino que también nos «comunicamos» con ellas.

Podemos decir que nosostros con las frecuencias que emitimos influimos al entorno, y los componentes del entorno infuyen sobre nosotros mediante las frecuencias que emiten.

Las frecuencias exógenas no naturales

Esta electrosensibilidad que tenemos es uno de nuestros mecanismos de supervivencia y mientras se relaciona con frecuencias naturales está funcionando en el rango de acción para el que ha sido «diseñado», podemos decir.

Pero cuando las frecuencias son emitidas por aparatos electromagnéticos, y reguladas por los intereses económicos de grupos de poder sin ningún escrúpulo, respeto ni empatía hacia los habitantes de la tierra, la cosa es diferente.

La intensidad de las frecuencias que se están emitiendo en la actualidad, son altísimas.

Mucho más altas que cualquiera de las que naturalmente solemos gestionar los seres vivos habitantes de este hermoso planeta.

¿Y entonces qué sucede?

Pues sucede que nosotros, los seres vivos, propios habitantes de la Tierra, captamos a unos niveles muy sutiles las potentes frecuencias que se emiten por encima de los niveles de nuestra natural tolerancia.

O sea que son tóxicas.

Porque lo único que existe sobre a tierra son componentes de la vida y todo lo que existe en este planeta es para generar y preservar la vida.

Pero todo depende de la dosis.

Incluso las vitaminas pueden ser venenos, todo depende da la dosis.

Y eso pasa con las frecuencias electromagnéticas.

Que a según que dosis son empáticas con la vida, y a según qué dosis son un veneno.

Y las altísimas frecuencias que emiten los aparatos tecnológicos de 5ª generación, son tóxicas por ser mucho más altas de las que nuestra biotecnología suele y está preparada para gestionar.

La adaptación

Todos los seres vivos terrestres contamos con mecanismos endógenos de adaptación.

Éstos facilitan que nos adaptemos a circunstancias, situaciones y medios que no son adecuados para la vida, para el mantenimiento y perpetuación de la vida.

Y poner en marcha estos mecanismos tiene un precio.

Si estás siguiendo el curso de Nueva Medicina Germánica ya sabes que los seres vivos contamos con programas biológicos destinados a activar estos mecanismos y que cuando estos programas se ven sobre estimulados, generan problemas en nosotros, incluso orgánicos.

Estos programas se activan en situaciones en que tu integridad o incluso tu vida corre peligro.

Cuando tienes que adaptarte a algo que supone una gran amenaza para el «programa que mantiene tu vida», que también está.

Por poner un ejemplo extremo, si eres una gacela que está paciendo en un prado y divisas un león en el horizonte, se activará un mecanismo que pondrá en marcha varios procesos que te permitirán valorar la situación de peligro y llevar a cabo la acción más adecuada para la situación concreta en que te encuentra.

Seguramente en este caso te impulsará a salir corriendo hacia un espacio en que sabes que tienes una cierta ventaja sobre el león.

Si el león estuviera más cerca, tal vez te impulsaría a llevar a cabo otra acción.

Esto sucede así en ti, y en mi, y en nuestros hijos y abuelos.

Uno de los primeros activadores que ponen en marcha la «cascada de reacciones» que activa este mecanismo, es el de tomar consciencia de que tu vida corre peligro.
Es decir, estrés supremo.

Sabemos que el estrés deteriora nuestro vehículo físico (avatar) enormemente.

Si la causa que ha desencadenado el estrés cesa (el león desiste y se va, por ejemplo), el animal tiene un tiempito de reajuste en que se sentirá muy mal, pero su organismo pondrá en marcha procesos de recuperación y regeneración al momento.

El estrés mantenido en el tiempo

Si la causa que está desequilibrando el medio y pone tu vida en peligro cesa, todo vuelve a la normalidad y tu te recuperas. Fin.

Pero si la amenaza perdura ¿Qué pasa?

El estrés se mantiene y el tremendo desgaste que tienes en esta situación va debilitándote cada vez más.

¿Por qué te desgasta?

Porque tu ser está alerta en un estado de preparación para darlo todo por tu vida, manteniendo un nivel de alerta, de atención y de «estar apunto de hacer un esfuerzo supremo por salvarte» que requiere de la mayoría de los recursos que tienes disponibles para seguir activando las funciones que mantienen tu vida.

Como la mayoría de tus recursos están ahí para atender esta situación de alarma, no están para cubrir otras necesidades más cotidianas.

Digamos que en estas situaciones las funciones de mantenimiento y regulación se mantienen en mínimos.

Esto no se puede sostener por mucho tiempo.

Se trata de una estrategia para aplicar en momentos puntuales sino, tu integridad puede quedar seriamente afectada.

Y esto es lo que pasa cuando estás sometido a altos niveles de radiación.

Tu organismo reconoce una amenaza y activa el programa de supervivencia en situaciones adversas.

Y la amenaza no cesa, se mantiene en el tiempo. Porque la radiación es emitida por las antenas día y noche, y estamos expuestas a esa agresión 24/7, como dicen os servicios de atención al cliente post-venta.

Te dejo un gráfico en que puedes ver todo el espectro de frecuencias electromagnéticas que sabemos que existen.

108. la sobrecarga electromagnética 2

Total y resumiendo, que cuanto más tiempo pasas bajo la influencia de un estímulo estresante, de menos energía dispones para cubrir tus funciones vitales.

Las básicas para la vida, como pulsar el bombeo del corazón, respirar, digerir, eliminar desechos tóxicos, reproducirte, incluso descansar y dormir.

Los síntomas

Cuando el organismo lleva tiempo sometido a un ambiente inadecuado para su supervivencia, como podría se un ambiente pobre de oxígeno o demasiado rico en CO2 o por encima de los 60ºC, o 1000 microtesla de radiación electromagnética, sobrepasa la capacidad de adaptación y el precio que tiene mantener el mecanismo de adaptación a esa circusntancia aumenta exponencialmente.

Entonces puedes sentirte mal, desde un poco mal a muy, muy mal.

Puedes sufrir:

  • Fuertes dolores de cabeza.
  • Zumbido continuo en los oídos.
  • Fiebre alta.
  • Dolores e inflamación en el cuerpo.
  • Presión en el pecho y asfixia
  • Todo lo que tocas salta chispas de tu cuerpo.
  • Mareos y vértigos.
  • Dispersión y falta de concentración.
  • Falta de memoria.
  • Depresión.
  • Problemas articulares y óseos.
  • Fibromialgia.
  • Fatiga crónica.
  • SQM.
  • ¿Cáncer?
  • Etc.

¿Y cómo sé si la exposición que recibo es peligrosa para mi?

Si sufres cualquiera de los síntomas que te ha comentado, tienes muchos números, pero para asegurarte completamente, te voy a dar unas pautas a seguir que he aprendido en el grupo de Telegram «Radiación no ionizante».

Para realizar Alertas Tempranas en Tu Ciudad y País:

Descarga La aplicación para medir la radiación en tu zona.

Con ANDROID:
Ultimate EM detector Free

Con IOS:
dTector – Electrosmog and Metal Detector

También puedes observar y debes avisar inmediatamente si en tu zona se presentan indicadores biológicos del ambiente, como muertes de aves e insectos, abejas…

https://electrosmart.app/
Para detectar contaminación por Wifi en tu vivienda o en el campo. Esta aplicación realiza registros estadísticos diarios y te da los niveles de radiofrecuencias que afectan más (desde 900MHz hasta 10 GigaHertz) muerte de abejas e insectos.

El panorama electromagnético en la actualidad

Actualmente en ciudades como Cali, Guayaquil, Quito, Sto. Domingo, Lima, Santiago, Barcelona , Houston, Toledo y varias ciudades más, se están midiendo subidas de altas radiofrecuencias electromagnéticas no ionizantes RNIE.

El patrón de subida es desde una radiación de 40 microTeslas a 400 y hasta 1700 microTeslas.

En algunas ciudades por horas, sobre todo en la madrugada, y en otras ciudades son sostenidas.

Ser han detectado indicadores biológicos como grupos considerabes de pájaros o abejas muertas.

Las latencias ocurren por horas.

La más alta que se ha reportado es a las 4:30 de la madrugada.
Pasando de 20 microTeslas a súbitas alzas de 1700 microTeslas en Chile, por ejemplo.

Yo tengo instalada la aplicación Electrosmart y cada madrugada registra alzas que sobrepasan los mínimos de seguridad.

Según la norma de la COMISIÓN INTERNACIONAL PARA LA PROTECCIÓN CONTRA LA RADIACIÓN NO IONIZANTE (ICNIRP), para no desarrollar cáncer junto a otros cientos de enfermedades, el vaor seguro de radiación electromagnética para las formas de vida es de 1 microTeslas.

Qué podemos hacer para protegernos

Podemos incorporar algunos hábitos vitales que ayuden a nuestro organismo a expulsar tanto el exceso de radiación de nuestro cuerpo, como los contaminantes que van asociados a esta tecnología, de las cuales hablaré en otro episodio.

Y bueno, no quiero sobrecargarte de información y las soluciones te las daré en el próximo episodio.

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Las radiofrecuencias que nos rodean son la cara oscura de la tecnología.
De la altísima tecnología que va a inundar todo el paneta en pocos años.

Ya ha empezado.

Mientras nuestra atención es distraída con un virus inocuo de muy dudosa reputación y de un muy oscuro origen, nuestro planeta va siendo blindado por áreas con potentes antenas destinadas a captar la señal de alta intensidad proveniente de los satélites que Elon Musk tiene el privilegio de poder lanzar al espacio, para implementar un escudo tecnológico que delimite la estratosfera y nos aísle del resto del universo.

Se nos explica que es para el bien de todos, para poder actuar mejor en las urgencias médicas, para protegernos, para tener conexiones a tiempo real, sin retrasos, para descargar películas en milésimas de segundo, para…

¡Paparruchas!

Son para experimentar con nosotros.

El campo electromagnético humano

Resulta que habitamos en un cuerpo electromagnético.

Lo sabemos.
Se sabe por comprobaciones científicas y porque usamos tecnología electromagnética que resuena con las frecuencias que emitimos, para hacer tratamientos y diagnósticos que intervienen con nuestro campo electromagnético (electrocardiograma, electroencefalograma, electromiograma, microondas, corrientes, radioterapia, etc.).

Así que aquí no cabe discusión.

Esto es así.

Pero actuamos como si esto no fuera así.

No se tiene en cuenta.

En los estudios sobre el funcionamiento y las reacciones del cuerpo humano destinadas a mejorar la medicina, o a comprovar la inocuidad de un tratamiento, esto se ignora completamente.

Pero sí, es así.

Nuestro cuerpo pulsa, cicla y emite frecuencias electromagnéticas que podemos llamar endógenas, porque las emite desde dentro.

Y también somos como una antena que capta frecuencias electromagnéticas exógenas (provenientes del exterior).

Esto nos permite relacionarnos y obtener información de nuestro entorno. Información importante para nuestra seguridad.

Hasta aquí estaríamos hablando de frecuencias naturales.

De frecuencias que emiten los diferentes cuerpos naturales.

Las frecuencias exógenas naturales

Como las frecuencias del mar, por ejemplo.

Pero es que todo emite, todo pulsa y todo cumple sus ciclos.
Todo es inervado por corrientes de ondas frecuenciales.

Todo o que existe en nuestro planeta.

Incluso lo que la inexacta y desfasada ciencia de los siglos XIX, XX y principios del S. XXI concebía como reacciones químicas, hoy en día se sabe que son electromagnéticas.
Cambios de polaridad, de cargas, etc. Y esto da lugar a procesos químicos.

Así que cuando está caminado por un bosque, estás captando las emisiones electromagnéticas de ese ecosistema, lleno de seres orgánicos e inorgánicos, cada uno con su pulso, moviéndose dentro de los ciclos de sus rangos de frecuencias específicas.

Pero no sólo las captamos, sino que también nos «comunicamos» con ellas.

Podemos decir que nosostros con las frecuencias que emitimos influimos al entorno, y los componentes del entorno infuyen sobre nosotros mediante las frecuencias que emiten.

Las frecuencias exógenas no naturales

Esta electrosensibilidad que tenemos es uno de nuestros mecanismos de supervivencia y mientras se relaciona con frecuencias naturales está funcionando en el rango de acción para el que ha sido «diseñado», podemos decir.

Pero cuando las frecuencias son emitidas por aparatos electromagnéticos, y reguladas por los intereses económicos de grupos de poder sin ningún escrúpulo, respeto ni empatía hacia los habitantes de la tierra, la cosa es diferente.

La intensidad de las frecuencias que se están emitiendo en la actualidad, son altísimas.

Mucho más altas que cualquiera de las que naturalmente solemos gestionar los seres vivos habitantes de este hermoso planeta.

¿Y entonces qué sucede?

Pues sucede que nosotros, los seres vivos, propios habitantes de la Tierra, captamos a unos niveles muy sutiles las potentes frecuencias que se emiten por encima de los niveles de nuestra natural tolerancia.

O sea que son tóxicas.

Porque lo único que existe sobre a tierra son componentes de la vida y todo lo que existe en este planeta es para generar y preservar la vida.

Pero todo depende de la dosis.

Incluso las vitaminas pueden ser venenos, todo depende da la dosis.

Y eso pasa con las frecuencias electromagnéticas.

Que a según que dosis son empáticas con la vida, y a según qué dosis son un veneno.

Y las altísimas frecuencias que emiten los aparatos tecnológicos de 5ª generación, son tóxicas por ser mucho más altas de las que nuestra biotecnología suele y está preparada para gestionar.

La adaptación

Todos los seres vivos terrestres contamos con mecanismos endógenos de adaptación.

Éstos facilitan que nos adaptemos a circunstancias, situaciones y medios que no son adecuados para la vida, para el mantenimiento y perpetuación de la vida.

Y poner en marcha estos mecanismos tiene un precio.

Si estás siguiendo el curso de Nueva Medicina Germánica ya sabes que los seres vivos contamos con programas biológicos destinados a activar estos mecanismos y que cuando estos programas se ven sobre estimulados, generan problemas en nosotros, incluso orgánicos.

Estos programas se activan en situaciones en que tu integridad o incluso tu vida corre peligro.

Cuando tienes que adaptarte a algo que supone una gran amenaza para el «programa que mantiene tu vida», que también está.

Por poner un ejemplo extremo, si eres una gacela que está paciendo en un prado y divisas un león en el horizonte, se activará un mecanismo que pondrá en marcha varios procesos que te permitirán valorar la situación de peligro y llevar a cabo la acción más adecuada para la situación concreta en que te encuentra.

Seguramente en este caso te impulsará a salir corriendo hacia un espacio en que sabes que tienes una cierta ventaja sobre el león.

Si el león estuviera más cerca, tal vez te impulsaría a llevar a cabo otra acción.

Esto sucede así en ti, y en mi, y en nuestros hijos y abuelos.

Uno de los primeros activadores que ponen en marcha la «cascada de reacciones» que activa este mecanismo, es el de tomar consciencia de que tu vida corre peligro.
Es decir, estrés supremo.

Sabemos que el estrés deteriora nuestro vehículo físico (avatar) enormemente.

Si la causa que ha desencadenado el estrés cesa (el león desiste y se va, por ejemplo), el animal tiene un tiempito de reajuste en que se sentirá muy mal, pero su organismo pondrá en marcha procesos de recuperación y regeneración al momento.

El estrés mantenido en el tiempo

Si la causa que está desequilibrando el medio y pone tu vida en peligro cesa, todo vuelve a la normalidad y tu te recuperas. Fin.

Pero si la amenaza perdura ¿Qué pasa?

El estrés se mantiene y el tremendo desgaste que tienes en esta situación va debilitándote cada vez más.

¿Por qué te desgasta?

Porque tu ser está alerta en un estado de preparación para darlo todo por tu vida, manteniendo un nivel de alerta, de atención y de «estar apunto de hacer un esfuerzo supremo por salvarte» que requiere de la mayoría de los recursos que tienes disponibles para seguir activando las funciones que mantienen tu vida.

Como la mayoría de tus recursos están ahí para atender esta situación de alarma, no están para cubrir otras necesidades más cotidianas.

Digamos que en estas situaciones las funciones de mantenimiento y regulación se mantienen en mínimos.

Esto no se puede sostener por mucho tiempo.

Se trata de una estrategia para aplicar en momentos puntuales sino, tu integridad puede quedar seriamente afectada.

Y esto es lo que pasa cuando estás sometido a altos niveles de radiación.

Tu organismo reconoce una amenaza y activa el programa de supervivencia en situaciones adversas.

Y la amenaza no cesa, se mantiene en el tiempo. Porque la radiación es emitida por las antenas día y noche, y estamos expuestas a esa agresión 24/7, como dicen os servicios de atención al cliente post-venta.

Te dejo un gráfico en que puedes ver todo el espectro de frecuencias electromagnéticas que sabemos que existen.

108. la sobrecarga electromagnética 2

Total y resumiendo, que cuanto más tiempo pasas bajo la influencia de un estímulo estresante, de menos energía dispones para cubrir tus funciones vitales.

Las básicas para la vida, como pulsar el bombeo del corazón, respirar, digerir, eliminar desechos tóxicos, reproducirte, incluso descansar y dormir.

Los síntomas

Cuando el organismo lleva tiempo sometido a un ambiente inadecuado para su supervivencia, como podría se un ambiente pobre de oxígeno o demasiado rico en CO2 o por encima de los 60ºC, o 1000 microtesla de radiación electromagnética, sobrepasa la capacidad de adaptación y el precio que tiene mantener el mecanismo de adaptación a esa circusntancia aumenta exponencialmente.

Entonces puedes sentirte mal, desde un poco mal a muy, muy mal.

Puedes sufrir:

  • Fuertes dolores de cabeza.
  • Zumbido continuo en los oídos.
  • Fiebre alta.
  • Dolores e inflamación en el cuerpo.
  • Presión en el pecho y asfixia
  • Todo lo que tocas salta chispas de tu cuerpo.
  • Mareos y vértigos.
  • Dispersión y falta de concentración.
  • Falta de memoria.
  • Depresión.
  • Problemas articulares y óseos.
  • Fibromialgia.
  • Fatiga crónica.
  • SQM.
  • ¿Cáncer?
  • Etc.

¿Y cómo sé si la exposición que recibo es peligrosa para mi?

Si sufres cualquiera de los síntomas que te ha comentado, tienes muchos números, pero para asegurarte completamente, te voy a dar unas pautas a seguir que he aprendido en el grupo de Telegram «Radiación no ionizante».

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El panorama electromagnético en la actualidad

Actualmente en ciudades como Cali, Guayaquil, Quito, Sto. Domingo, Lima, Santiago, Barcelona , Houston, Toledo y varias ciudades más, se están midiendo subidas de altas radiofrecuencias electromagnéticas no ionizantes RNIE.

El patrón de subida es desde una radiación de 40 microTeslas a 400 y hasta 1700 microTeslas.

En algunas ciudades por horas, sobre todo en la madrugada, y en otras ciudades son sostenidas.

Ser han detectado indicadores biológicos como grupos considerabes de pájaros o abejas muertas.

Las latencias ocurren por horas.

La más alta que se ha reportado es a las 4:30 de la madrugada.
Pasando de 20 microTeslas a súbitas alzas de 1700 microTeslas en Chile, por ejemplo.

Yo tengo instalada la aplicación Electrosmart y cada madrugada registra alzas que sobrepasan los mínimos de seguridad.

Según la norma de la COMISIÓN INTERNACIONAL PARA LA PROTECCIÓN CONTRA LA RADIACIÓN NO IONIZANTE (ICNIRP), para no desarrollar cáncer junto a otros cientos de enfermedades, el vaor seguro de radiación electromagnética para las formas de vida es de 1 microTeslas.

Qué podemos hacer para protegernos

Podemos incorporar algunos hábitos vitales que ayuden a nuestro organismo a expulsar tanto el exceso de radiación de nuestro cuerpo, como los contaminantes que van asociados a esta tecnología, de las cuales hablaré en otro episodio.

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