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1347. Tiroiditis de Hashimoto.

28:03
 
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La tiroiditis es la inflamación de la tiroides, como puede ser la inflamación de cualquier otro órgano del cuerpo. Esta inflamación puede tener causas distintas y puede tener una duración distinta. Puede ser una inflamación corta, subaguda o más larga.
La tiroiditis puede afectar la función tiroidea o no, y también puede ir con aumento del tiroides, lo que conocemos comúnmente como bocio, o sin aumento. Incluso puede estar acompañada de dolor, o no.
Es una enfermedad muy frecuente, pero está infradiagnosticada, por tanto la prevalencia no es clara, pero suele ser más frecuente en mujeres a partir de la menopausia o a raíz del embarazo y postparto.
Se podría clasificar la tiroiditis en función de si se presenta con sintomatología o no. Por eso se clasifica en tiroiditis con dolor o sin dolor. Con dolor las causadas por virus y bacterias generalmente y SIN DOLOR o formas silenciosas serían el postparto, la tiroiditis de Hashimoto, tiroiditis crónicas, determinadas por fármacos.
Se dan síntomas como palpitaciones, ansiedad, como un tipo de estrés. Si la enfermedad tiroidea se cronifica, como es el caso de Hashimoto, prácticamente no notamos nada hasta que llega a un hipotiroidisimo: el metabolismo se enlentece, tiene más frío…entonces es cuando necesita más hormonas tiroideas
El tratamiento en las formas autoinmunes es de por vida.
Nuestra glándula tiroidea es la encargada de producir tiroxina (T4) y triyodotrinonina o T3, importantes en la regulación del metabolismo. Al haber un descenso en la síntesis de estas 2 hormonas, el metabolismo se enlentece y le resulta imposible llevar a cabo determinadas funciones.
Hashimoto se debe a una alteración en el sistema autoinmune, que reacciona (sin motivos aparentes) contra nuestra propia glándula tiroidea.
En el caso del hipotiroidismo subclínico, lo que se produce es un fallo ligero del tiroides, en el que la TSH se encuentra elevada, pero la síntesis o fabricación de T3 y T4 son normales. Ésta se asocia a mayor riesgo cardiovascular, mayores niveles de colesterol y triglicéridos.
Otras causas del hipotiroidismo pueden ser:
déficit de yodo en la alimentación
extirpación de la glándula tiroidea
presencia de nódulos por radioterapia
Por el uso de determinados fármacos
Infecciones víricas
Embarazo y postparto
La sintomatología asociada puede ser muy diversa.
Desde cambios de ánimo: depresión, concentración, confusión mental, así como cambios biológicos: piel seca, caída del pelo, fatiga.
Cambios en el peso corporal o alteraciones en las deposiciones (estreñimiento).
A veces se acompaña de otros trastornos endocrinos como:
diabetes, anemia perniciosa, artritis reumatoide hipoactividad de las glándulas suprarrenales o paratiroideas, lupus…
Y… cómo se diagnostica un hipotiroidismo de Hashimoto?
El diagnóstico se realiza mediante una analítica de sangre, donde se van a mirar parámetros como:
TSH (hormona estimulante del tiroides), T3 y T4
En el caso de hipotiroidismo T3 y T4 son bajos y TSH muy elevada.
En hipotiroidismo subclínico T3 y T4 son normales y TSH es alta
y en el caso de Hashimoto se encuentran los anticuerpos antitiroideos en un número elevadísimo, lo que determina que se trata de una enfermedad autoinmune.
El tratamiento convencional y de por vida consiste en la toma de un fármaco llamado levotiroxina, que es la forma sintética de tomar la hormona tiroidea, esa que tenemos en déficit. Este medicamento lo que va a hacer es restaurar el normal funcionamiento de la glándula tiroidea, le va a dar ese “empujoncito” que necesita para normalizar la síntesis de T3 y T4.
La dosis de levotiroxina vendrá determinada por un tratamiento totalmente individualizado por parte de un médico endocrino, que decidirá, en función de los valores analíticos, que dosis es la adecuada para normalizar el funcionamiento de nuestra glándula.
Como siempre, hay que tomar ciertas precauciones a la hora de tomar el fármaco y mejorar su absorción, ya que de ello va a depender la absorción del medicamento (puede variar entre un 40-80%)
Deberemos tomarlo en ayunas
Media hora antes de cualquier ingesta
Preguntar a la hora de tomar junto con otros medicamentos.
Evitar consumir junto a fibra
No tomarlo junto a cafés ni alimentos ácidos.
No consumir junto a fármacos para revertir la anemia (sulfato ferroso) o suplementos de calcio, ya que compiten por su absorción en el intestino delgado.
Evitar el consumo de SOJA antes de 4h desde la toma del medicamento.
Tratamiento dietético:
Los pacientes con Hashimoto o problemas de tiroides en general suelen mostrar un déficit en gran cantidad de vitaminas, como el Selenio, potasio, yodo, cobre, magnesio, zinc y hierro, vitaminas A, C, D y B.
Vamos a orientar nuestra alimentación a una dieta antiinflamatoria y rica en proteínas, fibra dietética y ácidos grasos insaturados, sobretodo OMega 3
Tendremos en cuenta 2 abordajes dietéticos:
Por un lado, debemos aumentar el consumo de: alimentos ricos en yodo: sal yodada, vegetales, marisco, pescados, lácteos, legumbres, coco…
Alimentos ricos en hierro: carnes, pescados, legumbres…
Alimentos ricos en zinc: germen de trigo, marisco, frutos secos, carnes rojas…
Alimentos ricos en selenio: frutos secos (2 nueces del Brasil/día), cereales integrales, lácteos y marisco…
Vitamina A: frutos rojos, verduras de hoja verde, naranjas, tomates, mango, pimientos, zanahoria, calabaza…
Manganeso: nueces y frutos secos en general, cereales integrales, semillas…
Tener precaución con la ingesta de alimentos Bociógeno, que son aquellos que impiden el uso de yodo: crucíferas, yuca, espárragos, nabo, trigo, espinacas, zanahoria, nueces, cacahuetes. Esto no significa que debamos eliminarlos por completo de nuestra alimentación, pero sí controlar su consumo y no abusar de ellos.
En todo caso, deberán tomarse cocinados, tostados o fermentados para reducir el impacto de éstos con el yodo.
Punto 3: tendremos cuidado con:
Usar el caldo de cocción de alimentos bociógenos
Abusar de la soja y derivados cerca de la toma del fármaco
Controlar el consumo de algas, que tienen elevadas concentraciones de yodo y pueden alterar fácilmente el funcionamiento de nuestra glándula tiroidea.
El tabaco.
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La tiroiditis puede afectar la función tiroidea o no, y también puede ir con aumento del tiroides, lo que conocemos comúnmente como bocio, o sin aumento. Incluso puede estar acompañada de dolor, o no.
Es una enfermedad muy frecuente, pero está infradiagnosticada, por tanto la prevalencia no es clara, pero suele ser más frecuente en mujeres a partir de la menopausia o a raíz del embarazo y postparto.
Se podría clasificar la tiroiditis en función de si se presenta con sintomatología o no. Por eso se clasifica en tiroiditis con dolor o sin dolor. Con dolor las causadas por virus y bacterias generalmente y SIN DOLOR o formas silenciosas serían el postparto, la tiroiditis de Hashimoto, tiroiditis crónicas, determinadas por fármacos.
Se dan síntomas como palpitaciones, ansiedad, como un tipo de estrés. Si la enfermedad tiroidea se cronifica, como es el caso de Hashimoto, prácticamente no notamos nada hasta que llega a un hipotiroidisimo: el metabolismo se enlentece, tiene más frío…entonces es cuando necesita más hormonas tiroideas
El tratamiento en las formas autoinmunes es de por vida.
Nuestra glándula tiroidea es la encargada de producir tiroxina (T4) y triyodotrinonina o T3, importantes en la regulación del metabolismo. Al haber un descenso en la síntesis de estas 2 hormonas, el metabolismo se enlentece y le resulta imposible llevar a cabo determinadas funciones.
Hashimoto se debe a una alteración en el sistema autoinmune, que reacciona (sin motivos aparentes) contra nuestra propia glándula tiroidea.
En el caso del hipotiroidismo subclínico, lo que se produce es un fallo ligero del tiroides, en el que la TSH se encuentra elevada, pero la síntesis o fabricación de T3 y T4 son normales. Ésta se asocia a mayor riesgo cardiovascular, mayores niveles de colesterol y triglicéridos.
Otras causas del hipotiroidismo pueden ser:
déficit de yodo en la alimentación
extirpación de la glándula tiroidea
presencia de nódulos por radioterapia
Por el uso de determinados fármacos
Infecciones víricas
Embarazo y postparto
La sintomatología asociada puede ser muy diversa.
Desde cambios de ánimo: depresión, concentración, confusión mental, así como cambios biológicos: piel seca, caída del pelo, fatiga.
Cambios en el peso corporal o alteraciones en las deposiciones (estreñimiento).
A veces se acompaña de otros trastornos endocrinos como:
diabetes, anemia perniciosa, artritis reumatoide hipoactividad de las glándulas suprarrenales o paratiroideas, lupus…
Y… cómo se diagnostica un hipotiroidismo de Hashimoto?
El diagnóstico se realiza mediante una analítica de sangre, donde se van a mirar parámetros como:
TSH (hormona estimulante del tiroides), T3 y T4
En el caso de hipotiroidismo T3 y T4 son bajos y TSH muy elevada.
En hipotiroidismo subclínico T3 y T4 son normales y TSH es alta
y en el caso de Hashimoto se encuentran los anticuerpos antitiroideos en un número elevadísimo, lo que determina que se trata de una enfermedad autoinmune.
El tratamiento convencional y de por vida consiste en la toma de un fármaco llamado levotiroxina, que es la forma sintética de tomar la hormona tiroidea, esa que tenemos en déficit. Este medicamento lo que va a hacer es restaurar el normal funcionamiento de la glándula tiroidea, le va a dar ese “empujoncito” que necesita para normalizar la síntesis de T3 y T4.
La dosis de levotiroxina vendrá determinada por un tratamiento totalmente individualizado por parte de un médico endocrino, que decidirá, en función de los valores analíticos, que dosis es la adecuada para normalizar el funcionamiento de nuestra glándula.
Como siempre, hay que tomar ciertas precauciones a la hora de tomar el fármaco y mejorar su absorción, ya que de ello va a depender la absorción del medicamento (puede variar entre un 40-80%)
Deberemos tomarlo en ayunas
Media hora antes de cualquier ingesta
Preguntar a la hora de tomar junto con otros medicamentos.
Evitar consumir junto a fibra
No tomarlo junto a cafés ni alimentos ácidos.
No consumir junto a fármacos para revertir la anemia (sulfato ferroso) o suplementos de calcio, ya que compiten por su absorción en el intestino delgado.
Evitar el consumo de SOJA antes de 4h desde la toma del medicamento.
Tratamiento dietético:
Los pacientes con Hashimoto o problemas de tiroides en general suelen mostrar un déficit en gran cantidad de vitaminas, como el Selenio, potasio, yodo, cobre, magnesio, zinc y hierro, vitaminas A, C, D y B.
Vamos a orientar nuestra alimentación a una dieta antiinflamatoria y rica en proteínas, fibra dietética y ácidos grasos insaturados, sobretodo OMega 3
Tendremos en cuenta 2 abordajes dietéticos:
Por un lado, debemos aumentar el consumo de: alimentos ricos en yodo: sal yodada, vegetales, marisco, pescados, lácteos, legumbres, coco…
Alimentos ricos en hierro: carnes, pescados, legumbres…
Alimentos ricos en zinc: germen de trigo, marisco, frutos secos, carnes rojas…
Alimentos ricos en selenio: frutos secos (2 nueces del Brasil/día), cereales integrales, lácteos y marisco…
Vitamina A: frutos rojos, verduras de hoja verde, naranjas, tomates, mango, pimientos, zanahoria, calabaza…
Manganeso: nueces y frutos secos en general, cereales integrales, semillas…
Tener precaución con la ingesta de alimentos Bociógeno, que son aquellos que impiden el uso de yodo: crucíferas, yuca, espárragos, nabo, trigo, espinacas, zanahoria, nueces, cacahuetes. Esto no significa que debamos eliminarlos por completo de nuestra alimentación, pero sí controlar su consumo y no abusar de ellos.
En todo caso, deberán tomarse cocinados, tostados o fermentados para reducir el impacto de éstos con el yodo.
Punto 3: tendremos cuidado con:
Usar el caldo de cocción de alimentos bociógenos
Abusar de la soja y derivados cerca de la toma del fármaco
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