SERIE PALABRA | Lealtad

Boinayconsejos

Supongo que a nadie le gusta tener cerca a amigos o personas desleales. Desde adolescente aprendí a olerlos, y a saber lo peligroso que pueden ser personas que no son capaces de practicar con sus acciones lo que prometen, creen o piensan. Uno de mis mejores ‘amigos’ de niñez terminó robándome un video juego porque mi hermano le estafó otro. Claro, ahora entiendo mejor su molestia, pero qué tenía que ver yo en eso? Mi amigo se sintió traicionado y no fue capaz de distinguir entre la responsabilidad de mi hermano y nuestra relación de amistad. Yo estaba muy enojado con mi hermano pero no puede evitar que mi amigo buscara venganza. Muchas personas que hoy son desleales, se debe en parte a que también han sido traicionados, llevándolos a resentirse y querer buscar venganza. Quizás si me hubiera comentado su rabia, hubiese accedido a regarle mi juego. Realmente lo amaba. Después de todo era uno de mis mejores amigos. Pero un buen día, simplemente me vio con el equipo en la mano; forcejamos hasta que me lo arrebató. Y Después de eso, jamás volvimos a hablar. Claro que la lealtad no siempre nos lleva a hacer las cosas correctas. Hay manipuladores y cobardes disfrazados que te pueden meter en problemas si eres leal a sus acciones. Este otro amigo de infancia a quien me referiré como Daniel, mucho más grande que yo, me pidió que lo acompañara a comprar un atuendo para su mamá. Cuando llegamos a la tienda, me dijo que era muy fácil robar, y me pidió que me metiera el atuendo por debajo de la camisa. Tenía mucho miedo, pero para demostrarle mi lealtad lo hice, sin percatarme que el dueño del local nos había observado todo este tiempo por el espejo de pasillos. Jamás había robado, estaba muy ansioso. Al estar cerca de la puerta, el señor nos esperaba bien disgustado y empezó a gritar que llamaría a la policía, Daniel, empezó a apuntarme con el dedo, diciendo que no había hecho nada. Este grandulón me dejó embarcado en el problema y se limpió las manos. Retorné muerto de pena y de miedo la pieza de ropa. Jamás había hecho algo así, y solo por agradar a este idiota, me volví un idiota más. Pronto aprendí a través de duras experiencias a dejar entrar a mi vida solo amigos leales, pero mayormente a ser leal a mis convicciones y principios pese a que otros no les guste. Debemos ser leales a nuestra ética y atraer a nosotros amigos de la misma ética, leales y fieles a una relación transparente en donde reina el principio de querer para el otro lo mejor de lo mejor. Eso significa ser exclusivos, y evitar a personas cobardes, que niegan con sus acciones lo que creen, y que no son capaces de valerse por ellos mismos y adherirse a su ética y principios cuando son presionados por la fama, el dinero o líbido sexual. Personas que solo buscan aprovecharse de ti; que te hablan bonito frente a frente, pero que en el primer momento que puedan te meterán en problema, o se aprovecharan de ti. Peor aun, te dejarán embarcados en grandes conflictos en donde no tuviste que estar en primer lugar. Busca amigos leales, se leal a tus amigos, pero mayormente, se leal a tus valores y principios morales en lo secreto y en lo público, y que se enojen los que se quieran enojar: al final del día, tus amigos aprenden a amarte en espíritu y en verdad.