Hace muchos años, cinco jóvenes empezaron a frecuentar una tienda de tebeos llamada SaGa. No se conocían de nada, pero a base de pasar las mañanas y las tardes ahí, de intereses comunes, y de ser los menos raros de todos los que iban a esa tienda, se forjó una amistad que sobrevivió a los avatares de la vida. Veinte años después, y pese a que peinamos canas, tenemos familias y obligaciones, seguimos siendo la misma gente, con las mismas aficiones, y pese a que ya no vivimos en la misma ciuda ...